domingo, 20 de marzo de 2016

FELICIDADES SILVIA

¡Hola familias y amigos de nuestro blog! ¡No penséis que nos habíamos olvidado de contaros todo lo que hicimos el último día de cole antes de las vacaciones de Semana Santa! Es que hemos estado muy liadillos con nuestras cosas de niños. Pero bueno, más vale tarde que nunca. Aquí estamos para contar todo con detalle, que fueron muchas cosas.
 
El día del viernes prometía al máximo, por dos razones: porque celebraríamos el cumple de Silvia y porque nos visitaría el conejito de Pascua. Dos momentazos el mismo día.
 
El viernes andábamos todos algo nerviosillos e intrigados: ¿Cuándo aparecería el conejito de Pascua? ¿Se dejaría ver por nuestra clase? ¿Dejaría un montón de huevos de Pascua repartidos por todo el cole? ¿Habría suficientes para todos? Todas estas preguntas nos las hacíamos porque nos acordábamos del año pasado, en la clase de tres años, que el conejito se fue al patio, y lo llenó de piezas de construcciones, y de huevos de Pascua escondidos. Nosotros ya éramos expertos, sabíamos lo que podía pasar. Por eso mismo estuvimos toda las primeras horas de la mañana pendientes de las ventanas de la clase, para ver si veíamos en el patio a alguien con cuatro patas, largas orejas, y de piel blanquita... Pero el profe nos dijo que si mirábamos todo el rato por las ventanas, el conejito nunca aparecería y no dejaría ni un solo huevo. Así que bajamos las persianas al máximo y nos concentramos en la tarea que teníamos pendiente. La verdad es que tanto mirar por las ventanas ya parecíamos las viejas y viejos del visillo.
 
Al ratito entró la teacher Pilar a nuestra clase, para avisar que el conejito de Pascua ya había llegado y había repartido y escondido huevos de chocolate por todo el patio de infantil. También nos avisó de que en el arenero no había dejado ninguno, porque no quería mancharse sus blancas patitas. Repartimos las cestitas de Easter que habíamos hecho con la teacher, y nos preparamos para la recolección.


 
Antes de que se nos olvide, Ciprian, que siempre está en todo, nos enseñó a primera hora, en la asamblea, un dibujo que había hecho en su casa la tarde de antes. ¿Y a qué no adivináis de qué era el dibujo? Pues justamente de una cestita llena de huevos de Pascua. La hemos colocado justo en la puerta de la clase, nada más pasar, para que se vea bien. Gracias Cipri.
 
 


 
Ya nos había avisado el profe que mirásemos bien por todos los rincones, que fuésemos rápidos pero también habilidosos, porque sería una pena que encontrásemos huevos y por ir corriendo sin control, se nos fuesen cayendo de las cestitas, y otros niños los cogerían enseguida. ¡Pues preparados, listos, ya...! ¡empieza la búsqueda de huevos de Pascua!
 


 
Hay que mirar por todos sitios: en las esquinas, por el tobogán arriba y abajo, cerca de la portería de la pared, en los huecos de la acera, dentro de las ruedas, debajo de las construcciones tiradas en el suelo, en la parcilla blanca...
 









 
Parece una tontería, pero nos ponemos muy nerviosos y preocupados por encontrar huevos de Pascua. Aunque también hay que tener algo de suerte, debemos ser listos y rápidos, y no ir a mirar donde antes otros ya han mirado, porque seguro, seguro que ya no queda ningún huevo. Pues eso siempre pasa y pasará, que unos acaban con su cesta repleta de huevos, y otros no encontramos ninguno, o casi ninguno.
 


 
Ha terminado la búsqueda. Llevamos un rato todos mirando y nadie encuentra ningún huevo más. Todos los huevos que el conejito ha desparramado ya tienen dueños. ¿Qué pasa ahora con los que tenemos muchos y los que tenemos pocos? Pues para eso tenemos un solución muy fácil: repartirlos como buenos hermanos. Los que tienen muchos deben darles unos cuantos a los que tienen muy poquitos, y así todos nos igualamos. Eso se llama compartir y ser generosos. Y así todos acabamos contentos. Problema solucionado. En la alfombra hemos contado cada uno los que teníamos en nuestra cesta y luego hemos hecho el reparto como buenos compañeros.
 
Después de toda la adrenalina gastada en la búsqueda de huevitos de chocolate, tocaba otro gran momento del día: el cumple de Silvia. Y Silvia no hace uno, tampoco hace dos, ni cumple tres, ni cuatro... Silvia cumple cinco años. Aunque como ya os dijimos hace días, su cumple real es en Semana Santa, pero como no hay cole, lo ha querido celebrar hoy con todos los compis en nuestra clase. Y nosotros encantados. Silvia ha traído bizcocho, zumos, galletas de animales y chuches para todos. ¡Ah, y una vela del número 5 muy grandota y bonita!
 
Como ya sabemos todos lo que hay que hacer cuando el profe dice que toca celebrar el cumple de un compañero, nos hemos puesto manos a la obra para recoger la clase y colocar las mesas juntitas, como si hiciésemos una gran y larga mesa.
 




 
 
A Silvia no le ha faltado su corona. Este año el profe no se ha equivocado y le ha escrito su nombre bien en la corona. Os lo vamos a contar... sin que se entere él, pero el año pasado, en el cumple de Silvia, le escribió por despistado el nombre de Irene, la compañera que tuvimos y que se fue a otro cole. Fue la propia Silvia, que es más lista que los ratones coloraos, la que se dio cuenta de que le había escrito otro nombre que no era el suyo. Menos mal que enseguida el profe le hizo otra corona nueva con su nombre real. Este profe...
 



 
Aprovechando que Silvia se sentía como una reina en su cumpleaños le hemos puesto un trono real, y una larga capa de reina, como la de la reina A, y nos hemos hecho una foto con ella como si fuésemos sus soldados y consejeros reales.
 




 
 
Y ahora ya sí que sí. Hemos cantado cumpleaños feliz, hemos soplado la vela, nos hemos hecho fotos con Silvia... ahora toca mover el morrete y comer y beber. Y también bailar, saltar y reír, porque hemos puesto música de la que nos gusta, bien fuerte, y nuestra clase se ha convertido en una pista de baile y una superfiesta. Como teníamos las ventanas abiertas, los niños que ya estaban en el patio oían nuestra música y querían venirse a la fiesta de cumpleaños de Silvia. Pues les hemos invitado a pasar y bailar, y han venido niños de las clases de Begoña y Sandra. Nos lo hemos pasado todos en grande.
 





 
Pues ha sido un día estupendo. Qué mejor manera de despedir el segundo trimestre que esta. Ojalá todavía nos queden muchos días así en el cole del Dragón. El profe dice que por eso no nos preocupemos, que sí que quedan. Y aún mejores. Esta tarta va de regalo para nuestra amiga Silvia, por su quinto cumpleaños.  Y que cumpla muchos más. Nos estamos haciendo mayores a pasos agigantados, y ni nos damos cuenta...
 
 
¡Os deseamos unas felices vacaciones a todos! ¡Nos vemos pronto de nuevo debajo de nuestro amigo el Dragón!
 
 
 
 
 
 
 

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