miércoles, 17 de febrero de 2016

JUGAMOS A HACERNOS MAYORES

Todos los días en la asamblea podemos hablar de lo que queramos, o si surge algo importante, opinamos y contamos lo que sepamos de ese asunto. Hoy, como todos los días, estábamos hablando cada uno de lo que nos había pasado entre ayer y hoy, y dos de nuestros compañeros nos han dado unas noticias muy importantes. Yeray ha sido un gran reportero y nos ha contado que vio en la tele una noticia: que un molino de Campo de Criptana tenía un aspa partida por la mitad, por culpa del fuerte viento de estos días. Entonces Silvia, ha levantado la mano porque se ha acordado de otra noticia que había visto; resulta que el viento había hecho caer una teja de un tejado al suelo, con la mala suerte de que le había caído a una persona. Las dos noticias de nuestros amigos estaban relacionadas con el viento tan fuerte que sopla en algunos pueblos y ciudades. En invierno pasa de todo. Nosotros en Miguel Esteban no nos podemos quejar; lo único malo es que el poco viento que sopla aquí viene muy frío. En nuestro cole tenemos a alguien que nos avisa cuando el viento empieza a hacerse más fuerte y peligroso. Es nuestro amigo el dragón, que cuando hace mucho aire mueve su cola y la golpea contra el tejado de chapa; así nosotros nos enteramos de que el viento se vuelve más violento. Es el momento de ponernos bien apretados los gorros y capuchas, para que no se nos vuelen las orejas y las cejas, que sin ellas estaríamos muy feos.
 
Mara ha vuelto a traer hoy otra carta. Esta carta sí que era para el profe, porque pone su nombre. Algunos creíamos que era para José, porque como su nombre lo tiene también el profe... Por esa razón hoy hemos hablado de los nombres simples y los nombres compuestos, como el del profe, que es doble: se llama José y Enrique: José Enrique. Mara también tiene un nombre compuesto, porque se llama Mara Lavinia, aunque todos la llamamos Mara. En la clase de Begoña hay niños que tienen dos nombres en uno: Cristian David, Juan Miguel; y también hay una maestra nueva que se llama Ana Belén. El profe se ha puesto a bautizarnos de nuevo, y nos ha añadido un nuevo nombre a cada uno, para que así tengamos nombre compuesto, como él. Nos hemos reído, pero preferimos quedarnos con nuestros nombres de siempre.
 
Pues la carta de Mara traía un dibujo para el profe. Le ha encantado un montón, y le ha prometido que lo iba a colocar en la puerta de su frigorífico, con un imán. Dice que tiene la puerta llena de cosas, y que apenas se ve el frigorífico. Este es el dibujo tan bonito que le ha regalado...

 
Llegó el momento de volver del patio. Y si vamos todos en chándal es porque es miércoles y toca psicomotricidad. Otras cosas sí, pero eso no se nos olvida fácilmente. Como siempre, comenzamos con el juego del lobo, que hoy ha sido José, y que ha pillado a siete corderitos desvalidos, para la merienda de esta tarde. ¡Cómo se va a poner!
 
Luego el profe ha extendido tres colchonetas y nos ha estado explicando cómo hacer bien la voltereta. Algunos sabíamos solitos darnos una voltereta, pero a otros todavía se nos da regular. No pasa nada, porque el profe nos ha ayudado a todos, y no nos dejaba solitos hacerla. Nos lo ha explicado paso a paso: primero me agacho un poquito, apoyo las palmas de las manos en la colchoneta, luego apoyo la cabeza, y en cuanto apoyo la cabeza, echo el culete hacia delante y salto con las piernas flexionadas. Si lo hacemos con maña, tenemos que girar sin ningún problema, aunque algunos nos quedábamos atascados; enseguida hemos hecho un gran circuito de equilibrio y de volteretas. El profe estaba en la zona de las colchonetas ayudando en las volteretas a los que no sabían bien del todo. Ha estado bastante bien.
 



¡¡¡¡AAAAAALEHOP!!!! BIEN POR VARVARA

 
El siguiente juego que hemos hecho ha sido el de hacernos mayores poco a poco. Sí, sí. Nos hemos hecho viejecitos en un abrir y cerrar de ojos. Os lo contamos... Hemos empezado el juego siendo bebés que todavía no han nacido, metiditos en la tripa de nuestras mamás, la mar de calentitos, agustito y acurrucaditos.
 

 
Después ha sonado una vez el pandero y hemos nacido de repente. Ahora éramos bebés, en las cunas, llorones, algunos nos hacíamos pis y otros caca. Teníamos hambre y no nos movíamos apenas, porque éramos muy pequeños. Nos chupábamos el dedo, y no hacíamos más que dormir y dormir.
 

 
Golpe de pandero. Hemos crecido un pelín. Ahora tenemos meses y empezamos a movernos, pero no sabemos caminar, sólo podemos gatear, unos más deprisa y otros más despacio. Parecemos una manada de cachorritos buscando a sus mamás.
 

 
Siguiente golpe de pandero y seguimos creciendo y madurando. Ahora empezamos a dar nuestros primeros pasos. Pero claro, como estamos aprendiendo a caminar, nos caemos cada vez que damos dos o tres pasos. Pero no pasa nada, volvemos a levantarnos y seguimos intentando aprender a andar.
 

 
Ha pasado el tiempo, y ya somos niños que sabemos caminar sin tropezar ni caernos; aunque todavía vamos poco a poco, porque no nos fiamos mucho de nuestras piernecillas.
 
 
Ha pasado otro poco, y ahora somos expertos en todo. Somos niños mayores, que saben andar, correr, saltar y hacer de todo. No nos para nadie.
 
 
Hemos crecido muchísimo y ahora somos todos adultos; papás y mamás que tienen que trabajar y ser responsables. Cada uno nos vamos a nuestro trabajo y nos ponemos manos a la obra.
 

 
Suena por última vez el pandero. Ya no trabajamos, porque nos hemos hecho viejecitos y viejecitas, como nuestros abuelos y abuelas. Hemos vivido una vida muy larga, y hemos hecho tantas cosas, que ahora nos duelen la espalda y las piernas. Ya no corremos como antes, vamos muy despacio y agachaditos, pero somos muy felices acordándonos de todo la vida que hemos tenido. Una vida feliz y llena de grandes momentos y progresos.
 

 
REFLEXIÓN DEL PROFE: Después de este juego tan raro e interesante, hemos parado y hemos verbalizado todo lo ocurrido. Cada uno me ha contado el trabajo y profesión que ha tenido cuando se ha hecho mayor, y también les he preguntado por la edad que más les ha gustado vivir. Casi todos han coincidido en que quieren ser mayores ya. Es tan curioso y característico de muchos niños, el querer hacerse mayores antes de tiempo, por poder hacer las cosas que nos ven hacer a los adultos; pero cuántos de nosotros, los adultos, no nos cambiaríamos ahora mismo por cualquiera de ellos. Eso les he hecho saber, que no tengan prisa por crecer, que disfruten de estos años que tienen, que a mí personalmente me dan tanta envidia. Se han quedado muy serios y pensativos. Es la contradicción de la vida: prisas por madurar, y cuando hemos madurado, añoramos lo dejado atrás.
 
Después de volver a ser niños otra vez, hemos hecho un juego más; el de los tronquitos. Nos tenemos que tumbar todos en las colchonetas, mirando al techo, puestos unos al lado de los otros, bien juntitos. Si el profe toca el pandero hacia la derecha, todos rodamos como tronquitos hacia la derecha; si se cambia a la izquierda, todos cambiamos el rodaje, y rodamos hacia la izquierda. Es muy sencillo, pero hay que rodar rápido si no queremos ser atrapados por el tronquito de al lado. Con tanto rodar y rodar como croquetas al final acabamos mareados.
 




 
¿A qué parecemos choricillos a la parrilla, puestos todos juntitos para ser churrascados?
 
Hoy ha estado muy bien la hora de psicomotricidad. Lástima que se nos pase tan rápida, porque teníamos que recoger e irnos a casa. Nos hemos llevado hoy el cuento último de Patosa. Hoy si queréis os lo contamos en casa a los familiares. Lo podemos ver juntos y os desvelamos todo lo que les ocurrió a Patosa y compañía en el Polo Norte. Hasta mañana familias, y ya sabéis, no tengáis prisa por crecer, porque eso viene solo y sin darnos cuenta. Tenemos que aprovechar estos años tan fantásticos en el cole del Dragón. 
 
 
 
 
 
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario