Dice el refrán que en "Abril aguas mil". Y hemos empezados la semana así, como el refrán, de forma lluviosa. ¡Qué gran verdad eso de que la primavera está loca! Pero no pasa nada. Es muy bueno que llueva: para el campo, para los ríos, para las plantas, para los árboles, para los animales, y también para nosotros, las personas; aunque a nosotros los niños que vamos a los coles, la lluvia nos fastidia el momento de salir a jugar al patio. Con una buena película y unas canciones en nuestra pizarra digital se nos pasa el ratito volando y muy a gusto.
Hoy hemos trabajado mogollón y muy requetebién. Será por eso que el profe hoy ha hecho con nosotros, como él dice, un experimento. Hoy hemos sido nosotros los que le hemos contado a él un cuento. Sí, sí. Nosotros a él. ¿Y qué cuento? Pues el que nos hemos inventado. Ese ha sido el experimento.
El profe empieza diciendo "érase una vez...", como todos los cuentos empiezan, y a partir de ahí, por turnos, vamos uno a uno inventándonos un cachito del cuento. Cada uno sigue la historia donde la ha dejado el anterior compañero. De esta manera nos sale una historia muy disparatada y original. ¿No tenéis curiosidad por saber qué historia nos hemos inventado hoy entre todos? La hemos llamado: "EL GIGANTE QUE SE ROMPIÓ LA MANO Y PISÓ UN CABALLO SIN QUERER". El título es cortito, ¿verdad?
"Érase una vez un caballo mediano, de pelo liso, que iba caminando por un camino cortito, de camino a su establo, cuando de repente se encontró con un gigante enorme. Este gigante era un gigantón con buen corazón, pero muy despistado y olvidadizo. El gigante, como caminaba por el mismo camino que el caballo, un camino corto y estrecho, piso con su gran bota al pobre caballo. El caballo quedó pegado a su bota como si se tratase de un chicle. Y el gigante siguió su camino con el caballo pegado a la bota, hasta llegar a su casa, un castillo grandísimo, con cuatro torres, dos muy altas y otras dos medianas, llenas de banderines. En ese castillo vivía el gigante despistado con su padre, otro gigante con muy malas pulgas. El gigante hijo llamó a la puerta con su enorme manaza, sin darse cuenta que podía romperla de un manotazo. Y así fue. Rompió la puerta y se hizo un montón de daño en su mano. El papá gigante le regañó un montón, le bajó los pantalones, lo colocó en sus grandes rodillas y empezó a darle una docena de azotes como castigo a sus descuidos. El gigante hijo le prometió que nunca más volvería a despistarse y romper nada, y como buen padre y buen hijo hicieron las paces y se dieron el abrazo más grande que jamás existió. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado."
Este ha sido nuestro primer cuento inventado entre todos, uno a uno. El profe nos iba dando el turno para hablar e iba dibujando lo que contábamos en la pizarra. Todo a la vez. Ha quedado muy gracioso y ha sido un rato muy entretenido.
La imaginación y la creatividad son unas herramientas muy importantes que se deben desarrollar y trabajar en nuestros años. Eso dicen los expertos, que nosotros os decimos lo que hemos oído. Espero que os divirtáis leyendo nuestro cuento tanto como nosotros inventándolo con la imaginación.
Oye que gracioso ese cuento vaya imaginacion!!!
ResponderEliminarSi, es lo que mejor se les da, muy bien que está.
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