ADORNOS DE NAVIDAD PARA NUESTRO COLE

Por fin hemos vuelto de este laaaaaargo puente al cole. Algunos de nosotros hemos aprovechado la asamblea para contar al resto lo que hemos hecho en estos días de minivacaciones. Algunos nos hemos ido de viaje a la playa, otros nos hemos quedado en casa decorando y poniendo el árbol de Navidad, y otros hemos ido a ver la Navidad a lo grande, en Madrid y "Cortilandia". Hemos hecho un poquito de todo. Pero lo que sí que hemos hecho todos en este puente, ha sido decorar los adornos navideños que llevamos a casa. Los hemos ido enseñando todos en la alfombra y la verdad es que todas las familias son unas artistas; hay de todo, coloreados con témpera, con ceras, con extra de purpurina de colores, con estrellitas, con algodón, con goma-eva, con fieltro, con espumillón, con arroz pintado, con cartulina, con cartón coloreado... ¡Qué bonito! Ya tenemos adornos para poner en el cielo del Belén que vamos a poner en el pasillo de nuestro cole. Mirad qué colección mas mona...

                            

 

 

Lo más gracioso de ver los adornos es cómo se ha puesto toda la ropa el profe de purpurina ¡Jajaja! Iba brillando allá por donde iba. Cuando nos hemos relajado, después del patio, que siempre nos quedamos más a oscuras, el profe seguía brillando entre la oscuridad como una luciérnaga. ¡Ah! Y si notáis que faltan los adornos de un compañero, no os equivocáis. ¿De quién serán los adornos que faltan aquí? ¿Y por qué no los ha traído? El compañero nos ha dado una explicación que al profe le ha convencido y le ha gustado. ¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿????????????

 

No debemos olvidarnos que Yeray y Mariola no sólo han traído estos adornos al cole. En sus fundas traían algo más. Yeray nos ha maravillado con un muñeco de nieve casero para decorar en estos días. Y Mariola ha traído más hojas de otoño pintadas de purpurina de color. Pronto vamos a ponerlas todas. Además ha traído un librito muy divertido de un oso panda; para nuestro rincón de China.

 

En los pasillos del cole ya se nota la Navidad. Mientras que estábamos en el recreo, José Enrique ha puesto un montón de espumillón colgado por todas las paredes y el techo. Ha quedado más bonito el pasillo... Y seguro que cuando mañana volvamos al cole ya estarán puestos nuestros adornos navideños justo en la entrada, con los de las clases de Begoña y de los pequeños. El año que viene nosotros seremos los encargados de decorar las figuras del Belén, porque ya seremos los mayores del cole del Dragón. Si decoramos bien todo el cole entre todos seguro que los Reyes Magos nos hacen una visita, al verlo tan precioso se pararán a verlo ¿A qué sí?

 

 

 

 

Y esta semana, sin darnos cuenta, ya es Miércoles, justo nada más empezarla. Y todos los miércoles tenemos sesión de psicomotricidad y venimos en chándal. Nos encanta contar todos los juegos que hacemos en la sala de gimnasia, como así la llamamos, por si luego en casa o en los cumples nos animamos con familia y amigos a repetirlos.

 

Hoy hemos empezado como todos los días con el juego del lobo, que hoy le tocaba a Jaime. Ese ya lo conocéis, os lo contamos la semana pasada. Y después hemos movido un poco el esqueleto. Hemos jugado a la maraca bailarina. Nos sentamos en corro y el profe pone música marchosa. Cuando la música para, el que tiene la maraca bailarina tiene que salir al centro a bailar. En este juego está prohibida la vergüenza, aunque a algunos de nosotros nos daba una poca. Cuando la música para le damos la maraca bailarina a otro compañero para que salga a bailar. Así hasta que salgan todos y al final bailamos todos a la vez por toda la sala. Era como una discoteca en el cole. Guay.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuando bailábamos todos juntos y el profe paraba la música de repente, teníamos que quedarnos congelados, como estatuas. A algunos se nos seguía moviendo el flequillo.

 

Para el siguiente juego también hemos usado música marchosa. Es el juego de las sillas, pero en la sala de gimnasia lo hacemos con cojines, que son más blanditos y manejables. Éste juego sí que lo conocéis todos. Hay que sentarse rápido en un cojín cuando la música para, porque el más lento se queda sin sitio y se elimina. Hace unas semanas jugamos al mismo juego y el ganador fue Miguel. Pero hoy ha sido una chica, Silvia, que se ha quedado hasta el final con Sergio. Los dos lo han hecho genial hasta el final. Y no pasa nada si se pierde, porque lo importante es jugar todos juntos y pasarlo bien.

 

 

 Y el último juego que hemos hecho es uno con el que nos reímos un montón. El juego de los caracoles. Las colchonetas son las casitas de los caracoles, y nosotros tenemos que llevarlas encima como si fuésemos caracoles, y sin chocar con los otros caracoles que van paseando por el campo. Cuando oímos la señal nos dormimos en nuestra casita, hasta que el despertador suena. El despertador es la canción del caracol: "Caracol, col, col, saca los cuernos al sol, que tu padre y tu madre ya los sacó", pero a veces el despertador está escacharrado y suenan otras canciones. Entonces todos los caracolitos decimos "no, no, no" y seguimos dormidos. Al final suena la canción buena y nos levantamos y paseamos.

Nos encanta contaros los juegos que hemos hecho en la sala. La semana que viene os contaremos otros distintos, o eso esperamos. Nos tenemos que despedir ya. Mañana es un día especial. Nuestro amigo Alonso deja los tres años y se pasa al club de los cuatro añazos. Es su cumpleaños. ¡Yuhuuuuu!

 

Y no os olvidéis de resolver el misterio de los adornos navideños ¿De quién son los adornos que faltan? ¿Y por qué nos ha contado que no ha traído sus adornos? ¿Qué ha hecho con ellos? A ver quiénes sois los primeros en resolver este misterio misterioso.

 REFLEXIÓN DEL PROFE: En los juegos infantiles que se suelen hacer en psicomotricidad suele respetarse la norma de la no eliminación de los participantes; es decir, hacer juegos o actividades en los que no se elimine a ningún alumno por las reglas del propio juego. Es algo típico en esta edad. No obstante, de vez en cuando, es interesante introducir algún juego como el de las sillas, en el que van eliminándose participantes. De esta manera se entrena la frustración y el "aprender a perder". En la vida no siempre se gana, por desgracia, y ya desde muy pequeños debemos saber soportar el sabor de la derrota; verla como una parte del juego y aprender a disfrutar mientras que dure todo el juego; mientras que participamos y después.