martes, 17 de mayo de 2016

LA VISITA A LOS CHARCONES DE MIGUEL ESTEBAN

Porque un día normal se puede convertir en un día muy especial; porque todos juntos nos lo pasamos mucho mejor que yendo solitos; porque compartir la experiencia con nuestros amigos y nuestros maestros, siempre es más bonito; porque cuando recorremos las calles de nuestro pueblo, nos lo pasamos pipa; porque da mucho gusto ese primer trago de agua y ese primer bocado al desayuno después de la caminata; porque las aves a través de unos prismáticos se ven mucho más grandes... Por todas estas razones, y por otras muchas más, merece la pena levantarse de la cama, tal día como hoy, y disfrutar todos juntos de una mañana de excursión por la naturaleza.
 
Hoy ha sido el día de la excursión a Los Charcones. Teníamos todo listo para nuestra salida: gorras, mochilas a la espalda, buenas zapatillas para caminar kilómetros y algo abrigaditos de buena mañana, porque al principio corría un pelín de viento. Pero al final tendríamos que quedarnos casi en manga corta, porque el calor ha ido creciendo durante la mañana. Pues así hemos empezado el día, saliendo del cole del dragón, atravesando las calles de Miguel Esteban, para buscar el camino que nos llevase al encuentro de las aves que por allí habitan: flamencos, patos y alguna que otra cigüeña... ¿Quién sabe lo que nos podríamos encontrar?




 
En un periquete nos hemos metido en el camino que lleva a Los Charcones. Es cuando hemos frenado el ritmo, porque nos gusta recrearnos con todo lo que vemos a nuestro alrededor: los colores de las flores que crecen al lado del camino, los dibujos que dejan los aviones en las nubes a su paso, el ruido de los insectos escondidos entre las plantas, ver cómo van creciendo las viñas del campo, los coches y furgonetas que se cruzan en nuestro camino y a los que saludamos animadamente...
 

 
Como llevábamos poco camino andado, nos sobraban las fuerzas, y nos permitíamos el lujo de cantar canciones del cole, de dar un salto todos juntos a la de tres, e incluso de jugar a escondernos entre la siembra, y comprobar que está casi igual de alta que nosotros. El año que viene ya no nos tapará tanto...
 

 
Y casi sin darnos cuenta, ya habíamos llegado al puesto de Gema, la monitora que nos esperaba con un montón de prismáticos. Los prismáticos son como mágicos. Con ellos conseguimos ver las cosas que están lejos, mucho más cerca. Y si apuntamos con ellos hacia algún compi que tenemos al lado, éste se convierte en un gigantón muy gracioso.
 








 
Nuestra misión era llegar hasta las lagunas, sin hacer demasiado ruido, para que las aves no se espantaran y se fuesen. Allí había un montón de flamencos. Son esas aves patudas, que tienen el pico como el mango de un paraguas, y que son de color rosita. Son muy graciosas y se les da muy bien hacer equilibrio con una sola de sus patas. Es difícil imitarlas. Pues hoy había un montón por allí. Los hemos visto y los hemos oído. Entre ellos, había nadando algunos patos muy salados. También se mezclaban sus graznidos con el sonido de los flamencos. Menudo follón tenían montado en la laguna ¿Estarían discutiendo por el sitio favorito de cada uno?
 
Cada vez que parábamos en un parapeto de madera, nos turnábamos para observar en silencio, y si teníamos suerte veíamos algún ave. Muchos de nosotros hemos visto la cabeza de una cigüeña asomar por encima de su nido. Los demás, mientras, aprovechamos para beber agua o hacer pis al lado del camino.
 





 
Más adelante, pasando algunos parapetos, se veían un montón de agujeros en la tierra. Eran madrigueras de conejos y de algún que otro zorro. De lo que más había era de conejos, que por lo que se ve, este año hay cientos y cientos de ellos. Es una plaga. Necesitamos que vengan más por Miguel Esteban las águilas, para que los cacen, y así no se coman las cosechas de los agricultores. ¡Vaya unos conejos comilones!
 


 
Y por fin llegábamos a nuestro destino: el aula de la naturaleza de Los Charcones; o como nosotros la llamamos, la cabaña. Es el momento de descansar un poco y sentarnos, de abrir nuestras mochilas y de desayunar con unas ganas que jamás en la vida lo habíamos hecho. ¿Por qué será que hoy teníamos tanto apetito? Nos hemos comido todos la comida en un momentín.
 




 
El hambre ha hecho mucho, pero también nos hemos dado prisa en terminar de comer para irnos a jugar un rato a los columpios. Allí hay un tobogán que parece que no termina nunca de crecer y crecer. Hay dos columpios hechos con ruedas. Y hay un montón de escondites y de senderitos para jugar a todo lo que queramos. Pues eso, unos jugábamos por el tobogán, otros se balanceaban en los columpios, otros jugaban a dar vueltas y más vueltas a la cabaña, otros hemos hecho de exploradores y hemos inspeccionado el terreno, y otros hemos jugado al escondite y al pilla-pilla... Con amigos y un sitio tan agradable como en el que estábamos, quién necesita juguetes.
 

















 
 
 
Poco después, nos hemos pasado al aula de la naturaleza, porque la monitora, Gema, nos tenía preparadas unas actividades muy interesantes. Hemos visto unas canciones sobre la naturaleza y el medio ambiente en una pantalla, y hasta nos hemos echado unos pasos de baile, como si fuese Rock'n'Roll. También hemos jugado a imitar el sonido de las aves que iban apareciendo en otro video. Algunas no eran difíciles de imitar, pero otras..., parecíamos cualquier cosa menos aves.
 








 
Después de investigar y conocer un poco más el mundo de las aves, nos ha tocado hacer un taller de manualidades. Debíamos hacer la cara de un simpático conejito. Y simplemente, con dos platos de plástico blanco, una cartulina rosa, unos ojos saltones, algodón de colores, y unos rotuladores, hemos hecho nuestro propio conejito.






Y con tantas cosas que hemos hecho, cuando nos hemos dado cuenta, ya estaban empezando a venir las primeras mamás y papás a por nosotros. Hoy la recogida ha sido en Los Charcones. Cuando nos llevaron al cole por la mañana éramos niños y niñas, y al recogernos nos habíamos convertido en lindos conejitos ¡Zanahorias!



 
Pues otro año más que vamos todos juntos a Los Charcones, y pasamos la mañana en plena naturaleza. El año que viene repetiremos seguro, y también seguro que nos lo pasaremos muy bien. Ahora a comer en casa y descansar a pierna suelta; mañana es miércoles, día de psicomotricidad, y podemos llevar cada uno una cajita de zapatos para ya sabéis qué. Así que los que nos animemos a ser cuidadores de gusanos de seda, ya sabemos lo que tenemos que hacer. Un besito a todos y hasta mañana...
 
 

 

2 comentarios:

  1. Que buen día habéis pasado. Muy buen resumen. Y la caja... Pues se nos ha olvidado, él quería gusanos, yo no tanto jeje, me dan un poco de...

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  2. Los gusanos son la mascota ideal. No hacen ruido, no es escapan, aguantan con unas poquitas hojas... y encima luego si sois apañaos, os hacéis con la seda que fabrican un bonito pañuelo.

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