miércoles, 11 de mayo de 2016

LA GRAN CARRERA DE COCHES EN EL PATIO

¡Bienvenidos otra vez familias y amigos! Hoy ha sido un día en el que hemos acabado un poco agotados. Y es que con los juegos que hemos hecho hoy en la hora de psicomotricidad, hemos terminado algunos con la lengua de fuera. Dice el profe que eso es bueno, que está bien que nos cansemos, porque nos sobran energías.
 
Pero antes de nada os contamos otras cosas que hemos hecho hoy. Por ejemplo, sumar. La verdad es que sumamos todos los días. Primero contamos y luego hacemos alguna suma. Al encargado del día siempre le toca escribir y hacer la suma que el profe le dicta. Los demás, que somos muy participativos, la intentamos hacer rápidamente, con los dedos o de cabeza, y la decimos antes que el encargado. Normalmente, a los números de la suma, les ponemos palitos o pelitos encima: si es el 3, dibujamos tres palitos encima, y después sólo tenemos que contar todos los palitos de los dos números; ya tenemos el resultado.
 
Justamente, en la ficha del libro de Patosa de hoy, teníamos que sumar caracolas. Bueno, la verdad es que las sumas ya estaban hechas, pero nosotros teníamos que colocar el número de caracolas que la suma ponía. Eran caracolas de mar, y dicen por ahí que si cogemos una y nos la colocamos en el oído, podemos escuchar las olas del mar meciéndose en la orilla. ¡Qué curioso!









 
Pero que las caracolas no las hemos tenido que dibujar nosotros. Ya estaban hechas. Sólo había que recortarlas y pegarlas en el sitio correcto. El secreto era contar bien. Como decimos nosotros... "una ficha de bebés".
 
Otra ficha de bebés era la de repasar siluetas de animales que viven en el mar. Justo estos animales podemos comerlos las personas. Como los mejillones, los peces, los calamares... Todo eso se come en las casas y en los restaurantes. Pero que estén tranquilos Nemo y Dori, que a ellos no nos los vamos a comer de ninguna manera. Los que han comido hoy han sido ellos, que ayer no les dimos nada para mover el bigote, y hoy tenían mucha hambre. Les hemos echado un pelín de comida, pero la justa, sin abusar, que luego se ponen malitos y se mueren. Y justo antes de desayunar nosotros, les hemos cambiado el agua, porque ya la tenían algo turbia y sucia. No se podrán quejar de las atenciones que tenemos con ellos dos. Cada vez que vamos a la mesa del profe para que nos corrija la ficha, les saludamos y los observamos. Estaban algo inquietos hoy; seguro que nos han oído hablar de la comida que sale del mar y que cogen los pescadores, y han pensado que hoy ellos entraban en nuestro menú.

 
En la hora de psicomotricidad de hoy hemos hecho un montonazo de juegos. Hemos hecho algunos de siempre, ya repetidos ( el juego del lobo que es un pilla-pilla, el corro de la patata y el patio de mi casa para entrar en calor, el pasimisí) y otros nuevos a los que nunca habíamos jugado.
 
Hoy hemos formado todos juntos una cadena, sentaditos en el suelo, bien juntitos todos, para transformarnos en olas de mar. El profe era el marinero que viajaba en su pequeño barco, y él era el que dirigía las olas del mar. Si decía de frente, todos nos inclinábamos a la vez hacia delante; si gritaba hacia atrás, todos nos inclinábamos hacia detrás; igual si decía izquierda o derecha. Lo divertidos era que cada vez lo decía más rápido y nosotros, las olas, nos mecíamos más deprisa hacia donde nos mandaba el marinero. ¡Qué mareo! Ha sido como un viaje en barco con el mar muy revuelto.
 
 
Después de eso, todos los días, hacemos un circuito. El de hoy era el circuito de arriba o abajo. Cuando éramos caballos, teníamos que pasar los obstáculos por arriba, bien saltando o bien trepando. Pero si nos convertíamos en serpientes, la cosa cambiaba. Ahora debíamos cruzar los obstáculos reptando por abajo. Estamos preparados para ser tanto caballos de carreras, como serpientes de la selva.
 






 
Y ya para terminar, el profe nos ha repartido aros a todos. Esos aros serían nuestros volantes, para conducir nuestros vehículos: tractores, coches, camiones, furgonetas; cada uno lo que más nos ha apetecido. Ha hecho con los bancos y algunos cojines una glorieta, como las que hay por las carreteras y por las calles. La mitad de nosotros conducía en una dirección, y la otra mitad en la otra dirección. Podía pasar que al cruzarnos nos chocásemos los dos grupos, pero eso no ha pasado, porque hemos aprendido que todos los vehículos debemos circular por la parte derecha del camino. Así no chocamos nunca con los que vienen de frente. Ha sido divertido, porque además teníamos un semáforo que se ponía rojo de vez en cuando, y teníamos que pararnos inmediatamente.
 
De repente todos nuestros vehículos han pasado a ser coches de carreras. Nos hemos preparado para comenzar la carrera en el patio, justo debajo del dragón. ¡3, 2, 1! ¡Empieza la carrera de coches! Hemos acelerado y hemos conducido a toda velocidad hasta la pared de la portería y luego vuelta atrás. A algunos se nos ha pinchado una rueda en plena carrera y nos caíamos en mitad del circuito de césped. Ha sido muy gracioso este momento.
 

 
 
Por todo esto hoy hemos acabado algo cansados, con tanta carrera y con tanto circuito arriba y abajo. De todas maneras nos lo pasamos muy bien. Merece la pena el cansancio.
 
Ahora os enseñamos un invento que ha hecho Silvia en casa. Ha traído unos cuantos para regalar. Son nada más y nada menos que columpios hechos con pajitas, cuerda y cartón. ¡Qué original! La verdad es que no paramos de sorprendernos unos a otros con nuestros dibujos y nuestros inventos y manualidades. Y al que más sorprendemos es al profe.
 
 
Pues nada. Ya os decimos hasta luego. Y otra vez nada. Y más nada. Y nada. Nada. Nada. ¿Por qué tanto "nada"? ¡Jajajaja! Porque mañana vamos a hacer eso: nadar; y ya sabéis, que el que nada, no se ahoga. Nos vemos mañana todos en la piscina cubierta de Miguel Esteban, a primera hora. Que no se os olviden el gorro, los manguitos, el bañador, una toalla, y las ganas de pasarlo bien y de disfrutar de un día distinto y especial con todos los compañeros. ¡Glu, glu!
 
 
 

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